Final del sueño.
Con paella, fideuá, longaniza de Graus y música, los trabajadores y voluntarios de la Expo 2008, nos dijimos adiós ayer.
La fiesta me recordó a las despedidas de último día de mis viajes al extranjero o a las de los campamentos de verano.
La paradoja es que alrededor de 8.000 personas celebramos con una fiesta el fin de nuestra empresa y nuestro próximo desempleo.
La imagen es de www.cdecopy.com
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